Reflection by: Fr. Alberto Bueno, TOR, Parochial Vicar
My dear Sisters and Brothers, like the prophet Isaiah in today’s first reading, we must not be silent. Each member of the Church, young and old, has a unique voice, and we must find it and use it for the service of God. This can take time and will change throughout our lives – Mary and Jesus found and used their voices in a new way at the wedding at Cana. Reflecting on today’s Gospel at his Angelus message on January 16, 2022, Pope Francis said, “It is beautiful to think that the first sign Jesus accomplished was not an extraordinary healing or a miracle in the temple of Jerusalem, but a gesture that responded to a simple and concrete need of common people, a domestic gesture. Let us put it this way — a miracle done on “tip toes”, discretely, silently. He is ready to help us, to lift us up again. And then, if we are attentive to these “signs”, we will be conquered by his love and we will become his disciples.” And as disciples we will use our voices for the common good of the people around us and for the building up of God’s kingdom. Yesterday began the Week of Prayer for Christian Unity. If there is one thing the Lord desires is the unity of all believers as one church, one flock, one people. Let us use our voices to bring unity where there is division and discord, in our homes, our communities, our Church and the world we live in! One significant event that we remember this year is the 1,700th anniversary of the first Ecumenical Council, held in Nicaea, near Constantinople in AD 325. The Creed formulated in Nicaea, which we recite every Sunday, is a reminder of the unity of faith. Let us use our voices to pray this week, and work, to continue to end the divisions among all the followers of the Lord that we may truly be one people united in Christ, one faith, one church, one baptism!
Mis queridos Hermanos y hermanas, Al igual que el profeta Isaías, no debemos permanecer en silencio. Cada miembro de la Iglesia, joven o mayor, tiene una voz única, y debemos encontrarla y utilizarla al servicio de Dios. Esto puede llevar tiempo y cambiará a lo largo de nuestras vidas: María y Jesús encontraron y usaron sus voces de una manera nueva en la boda de Caná. Reflexionando sobre el Evangelio de hoy en su mensaje del Ángelus del 16 de enero del 2022, el Papa Francisco dijo: “Es bello pensar que el primer signo que Jesús cumple no es una curación extraordinaria o un prodigio en el templo de Jerusalén, sino un gesto que sale al encuentro de una necesidad simple y concreta de gente común, un gesto doméstico, un milagro –digámoslo así—‘de puntillas’, discreto, silencioso. Él está dispuesto para ayudarnos, para levantarnos. Y entonces, si estamos atentos a estos ‘signos’, su amor nos conquista y nos hacemos discípulos suyos.” Y como discípulos usaremos nuestras voces para el bien común de las personas que nos rodean y para la edificación del reino de Dios. Ayer comenzó la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Si algo desea el Señor es la unidad de todos los creyentes como una sola Iglesia, un solo rebaño, un solo pueblo. ¡Usemos nuestras voces para llevar unidad donde hay división y discordia, en nuestros hogares, nuestras comunidades, nuestra Iglesia y el mundo en el que vivimos! Un acontecimiento significativo que recordamos este año es el 1,700 aniversario del primer Concilio Ecuménico, celebrado en Nicea, cerca de Constantinopla, en el año 325 d.C. El Credo formulado en Nicea, que recitamos cada domingo, es un recordatorio de la unidad de la fe. ¡Usemos nuestras voces para orar esta semana y trabajar para continuar poniendo fin a las divisiones entre todos los seguidores del Señor para que podamos ser verdaderamente un solo pueblo unido en Cristo, una sola fe, una sola iglesia, un solo bautismo!
