Reflection by: Fr. Alberto Bueno, T.O.R.
Brothers and Sisters today we celebrate the solemnity of the dedication of the Lateran Basilica in the city of Rome. The Basilica of Saint John Lateran is the Cathedral Church of the Diocese of Rome; it is the Pope’s Cathedral! It has served in this capacity since it was built and dedicated on this date since the year 324. But it is more than a building alone; it is a symbol of the Church. The people of God. It is known as the Mother and Head of all the churches in the City (Rome) and the world (“Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput”). This is why we celebrate its dedication for it is the visible sign of our union with all other Catholics in the whole world. In John’s Gospel today Jesus makes a whip out of cords and drives the money changers and merchants from the Temple. Jesus drives them out not just because it is a place of worship but also because the Temple is a symbol of the people of God, who should be practicing love of God and neighbor, not usury and greed. But Jesus takes this beyond the Temple itself. By saying, “Destroy this temple and in three days I will raise it up,” he has offered them a sign his very Self. The dwelling place of God, more than the Temple, is Jesus’ own body! This is not just a Eucharistic reference, that His Body and Blood are our food and drink, but also that the Church is the Mystical Body of Christ. Jesus rises from the dead and so does “rebuild the temple” in three days, but He also sends forth the Holy Spirit so that we ourselves might become temples of the living God.
Hermanos y hermanas celebramos hoy la solemnidad de la dedicación de la Basílica de Letrán en la ciudad de Roma. La Basílica de San Juan de Letrán es la Iglesia Catedral de la Diócesis de Roma; ¡Es la Catedral del Papa! Ha servido en esta capacidad desde que fue construida y dedicada en esta fecha desde el año 324. Pero es más que un solo edificio; es un símbolo de la Iglesia. El pueblo de Dios. Es conocida como la Madre y Cabeza de todas las iglesias de la Ciudad (Roma) y del mundo (“Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput”). Por eso celebramos su dedicación, porque es el signo visible de nuestra unión con todos los demás católicos del mundo entero. Hoy en el evangelio de san Juan Jesús hace un látigo con cuerdas y expulsa a los cambistas y mercaderes del templo. Jesús los expulsa no sólo porque es un lugar de culto sino también porque el Templo es un símbolo del pueblo de Dios, que debería practicar el amor a Dios y al prójimo, no la usura y la codicia. Pero Jesús lleva esto más allá del Templo mismo. Al decir: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”, les ha ofrecido una señal de su propio Ser. ¡La morada de Dios, más que el Templo, es el propio cuerpo de Jesús! Esto no es sólo una referencia eucarística, cuyo Cuerpo y Sangre son nuestro alimento y bebida, sino también que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Jesús resucita de entre los muertos y así “reconstruye el templo” en tres días, pero también envía al Espíritu Santo para que nosotros mismos podamos convertirnos en templos de Dios eterno.
